jueves, 12 de enero de 2012

Informe desclasificado (12): Gran anotación final (segunda y última parte).

Bienvenidos, por última vez, a mi rincón de Blogger. Confío en que, desde la última vez que anoté una entrada, os haya ido a todos lo mejor posible. Y, si no, espero que a partir de este momento todo vaya bien. Sea como fuera, esta es la segunda -y última- parte del último desclasificado. La anotación final debe concluir aquí.

Ahora es cuando toca revisar todo lo aprendido en la primera parte del curso. Esa parte en la que estábamos juntos todos los alumnos de Sanitarios y Laboral. Os he hablado ya, en la primera mitad de este informe, de los compañeros (y compañeras, no sea que Lola me regañe) que han compartido conmigo las experiencias en el máster de docencia. ¿Y qué hemos aprendido? Mejor dicho, ¿qué he aprendido yo? Personalmente, saco unas cuantas conclusiones de este tramo del año académico:

- Que las diferentes procedencias universitarias son divergentes en muchos planteamientos, pero...

- ... Que esa circunstancia enriquece mucho el punto de vista propio...

- ... Que la divergencia, mucho más a menudo de lo que se piensa, se convierte en convergencia...

- ... Siempre que haya madurez y predisposición para alcanzar acuerdos...

- ... Y cuando ves que algunos "gremios" mantienen su elitismo, frente al pluralismo que tú has alcanzado con personas tan diferentes, terminan por dolerte las mandíbulas de tanto reírte de su "cavernicolismo";

- También he aprendido que la profesión del docente es de las más gratificantes, si se sabe llegar al corazón del alumno...

- ... Que ese corazón no se conquista mediante el miedo o la coacción, sino por medio del respeto mutuo, la sobriedad y la profesionalidad...

- ... Que las imposiciones hacen efecto mientras el carácter del sometido sea sumiso...

- ... Pero que tarde o temprano, generan odio y rencor.

Todo esto es lo que he aprendido, más allá de teorías y métodos de enseñanza, investigación o programación. Son lecciones que no proceden de los libros, sino de la razón y de la experiencia de otros que, antes que yo, afrontaron un reto que les pareció -como a mí- apasionante. El tiempo de la sangre y los golpes, la violencia y la rudeza, terminó hace mucho. Ahora toca desaprender lo aprendido, y abrazar nuevas posibilidades, porque el abanico de oportunidades es prácticamente infinito. 

Para finalizar esta reflexión, quisiera citar unas palabras famosas. Y quiero hacerlo porque alguien me dijo una vez, hace mucho tiempo, que siempre habrá otros que lo hagan mejor que yo. "Aunque aspires a ser el mejor entre doscientos millones encontrarás que, en cada esquina, alguien superó también esa marca. Es a esas personas a las que has de emular, porque son las que te harán grande", me dijo. Pues bien, no hay mejor forma de rematar un buen texto, que con una cita. Y ésta es la mía:

“Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los que, sabiendo algo, no procuran la transmisión de esos conocimientos.” 
(Miguel de Unamuno)


... Y finalizo ya, con una aportación propia: incluso sin ser profesores, sin ser docentes, no podemos pasar por alto la meta fundamental de nuestras vidas... Debemos dejar una herencia, un legado, una huella espiritual. Debemos transmitir lo que sabemos a los que vienen detrás. Y todos podemos hacerlo, aunque creamos "que otros nacieron con esa capacidad". Uno no debe aceptar estar encadenado al destino, ni ser dirigido por los genes. Cada ser humano puede elegir el tipo de vida que desea vivir. Lo realmente importante es que elijas tu propia vida y, luego... VIVAS. Yo he elegido brillar con luz propia para alumbrar a otros que me puedan necesitar. 

¿Y tú? ¿Cómo quieres vivir?

jueves, 22 de diciembre de 2011

Informe desclasificado (12): Gran anotación final (primera parte).

Saludos a todos, buenos días y gracias por venir nuevamente -y por última vez- a este espacio personal tan pequeñito en mitad del macrocosmos que es Internet. Hoy vamos de despedidas. Por lo tanto, y de acuerdo con la temática de la asignatura, aquí presento "la última anotación del diario de campo". Pretende, de cualquier modo, combinar ese regusto a despedida que nos queda, con el humor que -creo- debe presidir nuestras vidas siempre, pase lo que pase.

La última página del cuadernillo del investigador nos sitúa en el día 21 de diciembre de 2011 -ayer, claro-. Había un 50% de probabilidades de que lloviese ("parcialmente despejado, con posibilidad de lluvias"), pero el sol brillaba bien fuerte y rozábamos la media del mes en temperatura -esto es, unos 18 grados-. Vamos, que hacía un calor tan intenso que las farolas corrían tras los perros para que ... Bueno, ya me entendéis. Cargado con mi macuto -en el que, por cierto, faltaba el "tupper" con el embutido que había comprado horas antes-, me bajé del autobús y me encaminé hacia nuestro aulario. Al que llaman, por si no lo sabéis, Guantánamo. Caminito y p'alante, p'alante... Tenía la esperanza de llegar sin derretirme por el camino. ¡Largo me lo fiáis, Don Juan! Sí, pero valiente como buen militar -y con el Himno de la Infantería en los auriculares-, conseguí llegar a pesar de los peligros del camino: el camión que no se para en el paso de peatones, la abuela que se pone en mitad de la acera mientras camina a velocidad de paseo tortuguil y no te deja pasar, el típico tonto que está fumando y echa la mano -con cigarrillo incluido- hacia atrás sin mirar... En fin, un abanico de grotescos avatares que aguardan en cada esquina.

Una vez en clase -qué trabajito me costó no quedarme dormido mientras esperaba a que diesen las tres de la tarde-, comprobé que la moda ese día eran los dulces. Iba a haberlos por todas partes. Por otro lado, es lógico que así sea, pues Navidad no es tiempo de biquinis y camisetas interiores para la playa, sino de comida que engorda,Y MUCHO, además. Yo iba en mangas de camisa, y con más calor que si me estuvieran planchando la ropa encima del cuerpo. Fue entonces cuando llegó el primer profesor: Enrique.


Parecía algo aburridillo, pero es mentira. Siempre guarda, bajo esa apariencia de difuso, una respuesta para lo que necesites saber, de modo que el interior está funcionando a pesar de no aparentarlo. Quizás es un modelo inusual de docente, pero al menos no notas el agobio de las infinitas tareas que ponen otros profesores. Ah, por cierto, lo que se ve azul, al pie de la foto, es mi macuto. Imaginad, a ojo de buen cubero, qué tamaño tenía la dichosa maletita, y cuánto pesaba. La cuestión central, como decía, es que Enrique estuvo haciendo tiempo con nosotros -mientras le asaeteábamos con preguntas sobre lo que nos vamos a encontrar en el instituto-, mientras esperábamos a Esther. Debo decir que, tras escuchar las respuestas de Enrique, me queda clara sólo una cosa: que los institutos son diferentes entre sí. Un momento, un momento. Eso suena a "las verdades de Perogrullo, que a las manos las llamaba puños". Bueno, pero la cosa es que es axiomático. Es así, porque es así. Que la Gran Madre nos proteja...

Un rato después llegó la "artista invitada": Esther. Con su botella de anís procedente de Estepa -¿se la compraría al ruso del chiste de Eugenio?-, se presentó con una doble intención: explicar brevemente lo que es un examen vía plataforma virtual, y unirse a la fiesta. Se oyó un leve murmullo, con el interrogante de "¿Nos pone un examen y quiere comerse nuestros dulces? Bueno, sólo porque ha sido apañada, la dejamos..." . Yo, como alumno procedente del Bachiller de Ciencias, me quedé como la E elevado a X cuando la integras: se queda igual. Más que nada, porque es el quinto examen de estas características que hago en mi vida.

Tras esto, llegaron el alcohol y el desenfreno. Madre mía, cómo corría el azúcar por allí. Dulces, dulces, dulces... Y ese anís que bajaba con el cuchillo del fakir ahí, "to atravesao". Momento cumbre: la foto "de familia" (de aproximadamente un 50% del total). Todos con el vasito de anisete, y la carita de "qué bien lo vamos a pasar, pero el anís no llega a la hora de Javier".


Lola Alcántara, siguiente artista invitada, se encontró con el ambientazo fiestero que habíamos montado: comilona, bebidorra, y persianas cerraditas para que se pudiera ver bien el proyector. ¡Un guateque privadísimo! Hasta que se derritió el hielo de la cerveza, y hubo que pedir una fregona para secarlo. Se descubrió el pastel, pero con la tontería de que nos arreglasen el audio, y de que nos diesen la fregona, hasta el conserje se unió a nosotros. Qué grande, qué grande. Por un lado, Esther y Lola en su salsa; por otro lado, Enrique disfrutando del momento; nosotros por allí pululando, comiendo y bebiendo... 

Intentamos llamar a Javier -el último profesor del día- para que abandonase su despacho y la más que probable situación ostracista allí. Pero no respondía al teléfono, y no sabían -en la conserjería de Educación- qué número tenía de móvil. Nuestro gozo en un pozo. Pero bueno, ya vendría. Aunque no sabíamos si llegaría a beber anís, porque estaba triunfando como el Agua Lanjarón, que agranda el corazón. O como el Agua Bezoya, que agranda la... En fin, que eso, que el anís iba bajando de nivel más deprisa que la popularidad de Zapatero. Pero Javier llegó. Vaya que si llegó: nos hizo rellenar una brevísima encuesta, donde quería saber lo que pensábamos de la asignatura. Y todos con cara de niños buenos -y niñas, claro, no sea que Lola me corra a gorrazos-, respondiendo de acuerdo a lo que se esperaba de nosotros. ¿O no? Muajajaja (*risa malvada*). La fiesta se terminó al caer la tarde. Con el crepúsculo -pero no de los ídolos-, se acabó nuestro festival. Y una vez en la calle, se decidió ir proponiendo "quedadas" para vernos a menudo, charlar e ir concretando "metas a corto plazo" -expresión de nuestra atractiva psicóloga, Silvia-. Con sabor agridulce nos despedimos ayer tarde, jurando -como dice Rolling Teachers- que volveremos... Después de Navidad, claro. 

Y como esto es igual que la Liga de fútbol, donde hay un campeón de invierno en fechas navideñas, hemos llegado al primer tercio del curso. A partir de aquí, aunque muy cerca unos de otros, nos van a separar, y de ahí surge el sentimiento de pseudo despedida. Por mi parte, en esta última anotación del blog, quiero hacer una valoración personal del grupo, en conjunto e individualmente (atención, coged pañuelitos, que empieza el sentimentalismo).

... Hacer un máster no fue una decisión repentina. Era uno de los proyectos que tenía en mente desde 2007, de modo que al final me puse a ello. Con la sorpresa, para BIEN, de que el grupo que me tocó era poco menos que GENIAL. Gente muy apañada, con muy buen ambiente, y sobre todo MADURA -mentalmente, que sé que los jovencillos se picarán pronto-. Las tareas, exposiciones y trabajos que hemos ido haciendo entre todos me han demostrado, sin lugar a dudas, que hay personas increíbles de las que se puede aprender incluso más -aunque no sean profesores- que con los libros delante. Por ello, os aplaudo a todos, sin excepción.

... Los profesores, cuestión inevitable, han sido "el número premiado de la Lotería de Navidad". Nos ha tocado el Gordo con ellos. Amables, profesionales -alguno un poco difuso, pero igual de majo-, y sobre todo apañados. Nada de cargarnos con tareas excesivas -he dicho excesivas, porque tareas sí que llevamos, sí-. Así que, viendo lo que hay en otras especialidades, podemos alabar a la Gran Madre por su bondad.

... Y, ahora sí, los compañeros. Sé que todos sois personas increíbles. Procedéis de ramas diferentes, con pensamientos y formas de ser muy distintas. Y, a pesar de eso, habéis conseguido formar un grupo cohesionado y fantástico. Uno por uno, sería muy difícil alabaros a todos, de modo que espero que me perdonéis si menciono sólo a unos pocos. Pero que conste, y quiero dejarlo bien claro, que ellos son la punta del iceberg: bajo su cúspide, hay todo un entramado de personas asombrosas. Dejad, pues, que me centre primero en los que estarán en un aula diferente:

... Rocío, nuestra querida "doctora Ferre". Nutricionista, dietista, filósofa, psicóloga... y hasta jardinera si se lo propone. Nada le viene grande. Y aquí todOs me daréis la razón: a su completísima formación, su carácter y su simpatía, hay que añadirle una preciosa sonrisa y una mirada que embruja. Es una excelente compañera de clase, de trabajo, y una buena amiga. Si aún no habéis entablado mucha relación con ella, os recomiendo que lo hagáis YA.

... Cristóbal, nuestro "montañero educativo". Un conglomerado de conocimientos médicos, jurídicos, y quién sabe si hasta de ingeniería. Todo es poco, para quien sube a la montaña del conocimiento a diario, en un intenso afán de superación y de aprendizaje. Derrocha simpatía, y transmite un aura de vivacidad impresionante. Cómo no, también os recomiendo que os arriméis a él, si no lo habéis hecho aún.

... Lourdes, con quien -por desgracia para mí- he entablado relación casi al final. Muy profesional -se ve, se intuye-, muy diligente, muy agradable. Llama la atención, pero no para mal, sino todo lo contrario. Trabaja, viene y va, y casi siempre la verás con una sonrisa en los labios. Altamente recomendable, como todos.

... Mónica y Marina, las amigas inseparables. De procedencias y formas de ser muy diferentes. Y, no obstante, ambas esgrimen una cercanía y una amabilidad que te invita a trabajar y compartir con ellas muchas cosas. Cuántos ratitos, antes de clase, hemos charlado Marina y yo en las mesas de la planta baja sobre dibujo, libros, y cosas muy variadas. Me voy con la espinita de no haber charlado más tranquilamente con Mónica, pero todo tiene solución.

... Y por último, mi compi Ana. Hemos trabajado juntos en todas las tareas grupales que han ido surgiendo, y en todas ha demostrado que, pese a ser muy joven, sabe qué y cómo hay que hacer. Trabajad con ella si os ponéis en grupo, os lo digo muy en serio.

... Añadiré también que Antonio, Alfonso y -el otro- Cristóbal, aunque encerrados en aquel lateral de la clase -¡y con un blog por ahí que desaparece!-, también son personas a las que merece la pena conocer. Uno por profesional, otro por laborioso, y otro por simpatiquísimo. O quizás los tres, por las tres cosas. ¿Me equivoco...?

[Fin de la primera parte...]

martes, 13 de diciembre de 2011

Informe desclasificado (11): Estadística para novatillos y otros ejemplares.

Buenas noches a todos, y de nuevo gracias por venir. Como siempre, es un placer para mí reunirme con vosotros en este pequeño ladito de la Red, y compartir con quien lo desee cosas como las que traigo hoy. "¿Y qué traes?", os preguntaréis. Algo muy simple: ¡Estadística! Pero, eso sí, para novatos (y otros ejemplares, como un viejo profesor que me dio clase de esa asignatura, pero jamás le vio la gracia al asunto de la estadística del pollo).

Hemos hablado, durante la sesión de hoy (y llevamos ya un tiempecito), sobre estadística y medidas centrales y de dispersión. Por tonto que parezca, aún hoy habrá quien piense que las "medidas de dispersión" son las que segmentan el resultado, acotándolo en segmentos de... Bueno, ya sabéis, cosas de ingenieros. Pero lo cierto es que una medida de dispersión (para quienes no lo sepan aún) es el valor numérico que indica cuán alejados de la media (segundo concepto importante) están las puntuaciones obtenidas.

Necesitamos, ahora, acercarnos a la estadística "para novatillos". Nosotros no lo sabemos (o mejor dicho, mucha gente no lo sabe), pero a diario hacemos estadística. Por ejemplo, cuando "el Manolo del bar" dice que Cristiano Ronaldo marca un gol cada treinta y ocho minutos, está calculando una media. Ha dividido el número de goles entre los minutos que ha jugado. ¿Sencillo, a que sí? Posiblemente, sea lo más fácil de entender. Pero, ¿qué hay que hacer para llegar a calcularla? Es fácil... ¡reunir datos, y después analizarlos! Me regodeo en el subrayado de las evidencias (*risa malvada*). 


Como podéis ver en estas viñetas, extraídas de "Estadística en cómic" (de Larry Gonick y Woollcott Smith), la temática que estamos tratando no es fácil pero tampoco "un morir por la Patria". De hecho, de acuerdo con el bocadillo del dibujo anterior, sólo tenéis un 8% de probabilidades de no entenderlo. ¿Genial, verdad? Ojalá en todas partes os dijeran que la posibilidad de tener éxito es un 92%, ¿a que sí? Si me lo dijesen así, ¡me iría corriendo a presentarme a las oposiciones...! 

No quiero adentrarme mucho más en la profundidad numérica, porque seguramente a muchos no os guste (yo no presumo de ser un "as" en los números ni de deleitarme haciendo sudokus, os lo garantizo). Pero recordad que, aunque no os guste, no debemos llegar hasta el extremo de esta viñeta:

jueves, 1 de diciembre de 2011

Informe desclasificado (10): "La ambición obnubila más que la gloria".

 

Saludos a todos, una vez más, y gracias por acudir. Hoy no tengo ninguna reflexión excesivamente larga que ofreceros, sino un vídeo que me ha gustado. Me llama la atención lo que se dice al final: "No son las máquinas lo que mueven al mundo, sino las ideas". 

Intentad leer entre líneas de lo que se muestra, porque el mensaje, aunque esté hecho de dibujos, es bastante más profundo de lo que parece.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Informe desclasificado (9): Algunas matizaciones sobre lo cualitativo.

Buenas tardes a todos, y gracias por venir a nuestro espacio personal. Hoy he querido traer una imagen (diapositiva, diría yo), que intenta explicar en pocas líneas (y sin las jerigonzas típicas de investigadores profesionales) lo que supone un método cualitativo de estudio.

Ya hemos visto que todo se fundamenta en una PREGUNTA, que se formula porque existe un vacío de conocimientos. Es decir, preguntamos aquello que desconocemos. ¿Lógico, verdad? Pero con eso no tenemos bastante: además de preguntar, debemos responder. Y de eso se encarga el estudio que tenemos que llevar a cabo.

¡Cuidado, soldados! Para no embrollarnos con cuestiones abstrusas, deberíamos empezar siempre revisando tanto la literatura previa, como los antecedentes que existan en el ámbito de lo que queremos estudiar. Menudo descubrimiento sería, cuando alguien gritase: "¡Lo llamaré PÓLVORA!". Hemos de conocer lo que ha sucedido antes de nuestra llegada, para no repetir los resultados (salvo, claro está, que pretendamos replicar experimentos anteriores).

En el caso de las investigaciones cualitativas, que por cierto son bastante más lentas y trabajosas que las cuantitativas (siendo éstas, por ejemplo, un simple cuestionario de evaluación), no tenemos una estructura prefijada. ¿Por qué? Porque se trata de preguntas -y por ende, también respuestas- abiertas. No se debe cerrar la puerta a nuevos descubrimientos. ¡Ojalá se produjesen siempre!

Para no dar muchas más vueltas, os incluyo la imagen de la que os hablaba antes. Es probable que la encontréis "lógica", pero recordad: habrá gente a la que resuelva muchas dudas. Y, por cierto, podéis encontrarla en "ESLIDESHARE" (o, pronunciado en plan "osea", Sláid-Shérr...).

sábado, 19 de noviembre de 2011

Informe desclasificado (8): El paradigma cualitativo, al alcance de la mano.

Buenas tardes a todos, una vez más, y gracias por venir a este rinconcito tan particular que tenemos juntos. Hoy os traigo algo indirectamente (o tal vez directamente) relacionado con el objeto de análisis de la asignatura por la cual abrimos todos un blog: el paradigma cualitativo del investigador.

Ya sabéis que el paradigma cualitativo se basa en un estudio mucho más dilatado en el tiempo, que conlleva muchos más esfuerzos, y que no parte de una teoría para poder llegar a una conclusión, sino que sigue el camino inverso. Se sumerge, analiza, y después saca conclusiones. En la Universidad tenemos algo así, relacionado con el aprendizaje de idiomas y culturas. ¿No lo sabíais?

El Programa PAPI (Plan de Apoyo Para alumnos de Intercambio), fue puesto en marcha el año pasado -y ésta es su segunda edición- por la Universidad de Málaga en colaboración con otras universidades del mundo. ¿Qué tiene que ver con lo que estudiamos en "Investigación docente"? ¡Puede estar relacionado, si somos capaces de entender su dimensión real!

A lo largo de todo un curso académico, los alumnos malagueños tutorizan y "apadrinan" a otros de fuera de nuestras fronteras. Juntos, aprenden el idioma del otro, y su cultura y valores. Se trata de un proceso lento, muy concienzudo pero, a la vez, muy participativo e incluso divertido y fascinante. Se llega a comprender la perspectiva de la vida que tiene "el otro", y de esta forma se adquieren conocimientos que ningún test, ninguna prueba científica, podría aportar. ¿Cómo medir las emociones o los sentimientos que surgen entre estos dos alumnos, tan diferentes, sobre todo cuando han de despedirse al terminar el proyecto?

Suele decirse que el paradigma cualitativo, aunque mucho más laborioso, analiza cuestiones que a la postre otorgan una gran satisfacción al investgador. ¿Quién duda de que nuestro querido Jerry, doctor de la película Nell, se sintió inmensamente pleno y realizado, cuando la propia Nell hizo ver a todos que no era "un bicho raro", sino "una persona que entendía sólo de cosas pequeñas, y de seres queridos"? 

Si alguna vez tenéis la oportunidad, os recomiendo que participéis en programas como el PAPI, o los tándem que se hacen semanalmente en nuestra ciudad. Da igual cómo lo miréis: los ojos del investigador cualitativo o los ojos del estudiante común, verán lo mismo... SATISFACCIÓN Y PLENITUD.




martes, 8 de noviembre de 2011

Informe desclasificado (7): La sugestión como método de aprendizaje.

Buenos días a todos, y bienvenidos a este informe desclasificado (el séptimo que colocamos en este pequeño rinconcito personal).

Hoy he querido indagar en métodos "novedosos" (aunque a veces se use el término "desconocidos", dada la singularidad del tema y la ínfima cantidad de material sobre el mismo que podamos tener a la vista o a mano), y por ello he rastreado la Red de redes en busca de algo apetecible para pedagogos y docentes (¿no debe un docente ser, a la vez, pedagogo?). Tras un tiempo considerable rebuscando entre los infinitos algoritmos de búsqueda, he encontrado algo llamativo: la SUGESTOLOGÍA. "Ya está Ignacio con sus entradas raras... ¿¿¿qué es la Sugestología???"

Vayamos por partes, como diría Jack el Destripador. La Sugestología es la "ciencia que estudia la sugestión", y fue inaugurada en la década de los años 60 por un médico búlgaro (soviético, qué curioso) llamado Georgi Kirilov Lozanov. Este señor intuyó que había funciones cerebrales que se activaban en determinados "momentos agradables" (cuando el cerebro se "sugestiona" para bien) y posibilitaban un mejor y más veloz aprendizaje de numerosas materias. En ese sentido, pensó que tales procesos podrían ser (¿por qué no?) incorporados a la docencia. Hoy en día, podemos verlo como un método normal de enseñanza y aprendizaje, pero por aquel entonces resultó todo un descubrimiento. Acompañado por la doctora Evelyna Gateva, ambos se propusieron mejorar este procedimiento educativo, añadiendo elementos sumamente novedosos como la danza, la música y el arte en general. ¿Cuál fue el resultado? Que sus alumnos "sugestionados" lograban aprender y asimilar entre 3 y 5 veces más materia que aquellos que seguían el método tradicional... ¿No es sorprendente?

Algo muy importante para este nuevo sistema, igual que para todo en la vida, hace falta creer en él. De nada nos sirven las llamadas "aulas de convivencia", ni las "de recreo", donde se intenta reconducir la conducta de los alumnos problemáticos... si el profesorado o los encargados del asunto no se lo toman en serio. Ah, pero es que el hecho de creer en ello no es cosa, solamente, del profesorado... ¡El alumno también tiene que poner de su parte! Sin duda será motivo de risa comenzar a cantar en clase, pero si hacemos un ejercicio de memoria, sin duda recordaremos que muchas lecciones que aprendimos de pequeños... ¡las aprendimos cantando! ¿Dónde está la vergüenza? ¿Cantamos mal? ¡Mejor, así nadie podrá creer que somos "Il Divo" y pretendemos dar lecciones de cante!

El ambiente lúdico, festivo y agradable, es algo que a todos los seres humanos nos gusta. ¿Por qué no aplicarlo? Si todos logramos aprendernos el estribillo de la canción de moda, sin duda seremos capaces de asimilar (por ejemplo) vocabulario de otras lenguas. Es, pues, un método estupendo.

... Como dice una gran amiga mía, sabia por demás: "Se cazan más moscas con miel, que con vinagre."