jueves, 3 de noviembre de 2011

Informe desclasificado (5): Trasvase de información de blog a blog.

Buenas tardes a todos, y bienvenidos como siempre.

Es la segunda entrada del día, ¡diríase que, gozoso, me encuentro inmerso en un sinfín de ideas creativas! Qué rimbombante, ¿verdad? En fin, quería traer una reflexión personal que, aunque no tiene en sí misma nada de "Investigación docente", sí podría servir como "causa" para iniciar un proyecto de estudio completo (y sumamente complejo, dada la transversalidad del asunto). Estoy refiriéndome a unos sucesos que sucedieron en septiembre de 2009 (¡ya ha llovido desde entonces!), y que reflejé en un blog mucho más personal que éste que ahora andan leyendo mis fieles reclutas. El tema fue espinoso y terriblemente sangrante aquellos días, y a mí personalmente me llevó a "pensar en voz alta" sobre la EDUCACIÓN y LOS VALORES que tiene la juventud en nuestro país. Me hice una pregunta inicial: ¿quiénes tienen la culpa de todo esto...? Aquí dejo el texto completo. Y si alguien quiere la referencia (link) del blog en sí, sólo tiene que pinchar en el título...





por IPM25
martes, 08 de septiembre del 2009 a las 18:05

Y es que, según parece, las autoridades están dándose cuenta AHORA que la nefanda dicotomía "menores - alcohol" resulta tremendamente peligrosa, tanto más cuando se ha dado el caldo de cultivo adecuado para que éstos actúen impunemente y sin temor a represalias. Se ha reabierto el debate sobre el control del famoso "botellón", dado que las consecuencias de los altercados de Pozuelo de Alarcón (http://www.que.es/madrid/200909061522-veinte-detenidos-ellos-siete-menores.html) pueden ser imprevisibles. Según la noticia, hay incluso policías hospitalizados y en estado grave, que "cayeron" en acto de servicio al defender la comisaría, frente al asalto de estas hordas incontroladas de salvajes ebrios.

Y no puede ser de otra forma. Ahora estamos viendo, día tras días, semana tras semana, que el desinterés con el que los padres -¡Y el Estado!- educan a sus hijos, deriva y se transforma, muta, en una falta total de valores, una carencia de espíritu cívico, de "savoir faire" que dirían los franceses. Ciertamente, nadie habla de que tengamos que estancarnos en una sociedad inmovilista y gris, en uno de los extremos de la disciplina, ya sea fascista o comunista... Pero sí que es cierto que estamos transformando nuestro país en un lodazal. Y, nos guste o no, estamos metidos hasta el cuello. ¿Y de quién es la culpa?

Principalmente, del Estado. La figura del docente se ha devaluado mucho... Y no se hace nada con aquellos que demuestran ser violentos en las aulas. ¿Qué podemos hacer? -se preguntarán muchos. La solución es muy sencilla, pero daría igual cuál fuese la medida tomada por el Gobierno, ya que se presentaría un obstáculo previo: la familia. Oh, parece que se envenena el buen nombre de un padre o de una madre, si su hijo es castigado o, simplemente, reprendido por un profesor. Es casi el pan de cada día: un hijo se comporta mal en clase, el profesor le riñe, y el valeroso progenitor de tan ingenua bestia accede al complejo estudiantil con la gloriosa y sagrada misión de apalear al malandrín que ha vituperado a su vástago. Ante eso, ¿Qué podemos hacer?

Para empezar, hay que tener en cuenta que los padres que reaccionan como animales protegiendo a sus cachorros, utilizando la fuerza bruta que todo miembro de Animalia posee, no son ni más ni menos que el "modelo inicial" del proyecto de ser humano que es cada hijo. En otras palabras, cada hijo es una continuación viviente de su padre. Bien es cierto que esto no será correcto en muchos casos, pero no puede negarse que, en muchos otros, será la premisa básica. Entonces, nos preguntaremos de nuevo: ¿Qué podemos hacer?

Situaciones desesperadas exigen medidas desesperadas, creo yo. Lo ideal, cuando no puedes educar, es reprimir. Y enviar al olvido a cuantos apoyan las teorías humanistas de que la educación es primordial. ¿Cómo puedes educar a quienes, como mulas de carga, llevan años trabajando de sol a sol, criados en la convicción de que una disputa debe arreglarse a gritos y golpes, y un argumento empieza a ser más creíble cuantos más puñetazos reparte para imponerse? Ante estas personas, nada puede hacerse para dialogar. Se han embrutecido, se han convertido en poco más que homínidos desquiciados, que maltratan a otros por pensar diferente, o se maltratan entre sí para demostrar que ellos son los líderes de la manada. Sin embargo, "palo y zanahoria" puede ser una contrapartida perfecta a la política de "pan y circo": "Sometimiento y prosperidad, o enfrentamiento y extinción". Esta doble vertiente debería ser grabada en las mentes de cuantos claman por las noches bebiendo en grupo en las calles.

Y es que el botellón no sólo perjudica por el vandalismo. Micciones en las calles, vómitos, residuos de vidrio (y lo que no es vidrio...), y un largo etcétera. Eso sin contar las peleas, ni los insultos a los vecinos que quieren dormir. Tanto derecho tiene un joven a divertirse, como otro joven a descansar. Pero parece que, esto, es algo que hay que obviar. Yo iría un paso más lejos: pondría los lugares de reunión para borrachos en las afueras de la ciudad, lejos de la civilización, y que no hubiese transporte público para llegar, ni siquiera taxis. De esa forma, tendrían que ir en coche, y al ser la mayoría de ellos menores (tiene mandanga que los enanos imberbes sean los más problemáticos), tendrían que buscarse la manera de que alguien les llevara.

Por otro lado, cerraría el puño en torno al cuello de aquellos salvajes progenitores de los que hablaba antes. Cualquier desperfecto que ocasionen sus hijos, que lo paguen los padres. Cuando tengan que pagar 100 euros semanales para reparar los daños que los analfabestias de sus hijos ocasionan, seguramente echarán el candado a la puerta y no permitirán que sus hijos salgan. O, en el peor de los casos, irán ellos mismos a emborracharse junto a sus descendientes, con la premisa de que "Ya que vas a beber y a hacer el gamberro, y yo a pagar la multa, quiero divertirme también. Las penas en compañía son menos penas."

Y es que soplan vientos de guerra..."

No hay comentarios:

Publicar un comentario